Pequeños accidentes cotidianos como que unas pinzas para cejas se precipiten aparatosamente por el hueco de la escalera y vayan a parar al inframundo te llevan a comprar un nuevo utensilio y a adentrarte en las enrevesadas lógicas de mercado de los productos de estética a base de preguntas como qué narices es "chioce" o cuál es la misteriosa conexión entre el amor y las pinzas para cejas. Supongo que el mensaje viene a ser algo así como: "La belleza es una elección".
Tanto rodeo para que la dislexia o la prisa te jodan la idea.
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