Hoy he vuelto triste de clase. Victoria Ferrer, psicóloga social de la Universidad de les Illes Balears, nos ha hablado del amor romántico, de sus mitos, y de cómo éstos dan lugar a la sumisión, a los celos y, por tanto, entorpece la reacción de mujeres maltratadas.
No es que yo sea el ser más romántico del mundo. Pero entiendo el romanticismo en su sentido más tradicional, y no en el que le damos ahora: el de cama llena de pétalos de rosa un 14 de febrero (y a poder ser una foto para que todo el mundo la vea). Que es muy respetable, pero lo que es a mí, me repele casi tanto como las canciones de Luis Fonsi. Llamadme insensible, pero me parece más bonita "Te lo haré otra vez" de El Ultimo ke Zierre. Eso de "con las mismas ganas de la primera vez" me llega de la misma manera que la única película pastelosa que me ha llegado de verdad ha sido "El diario de Noah". Y fue por unos detalles: la edad, el tiempo y dos ancianos con el brillo adolescente en los ojos. Ayer leí por ahí "que nadie se atreva a decirme que lo que soñé no va a hacerse realidad", y de la misma manera veo todo lo que no veo y quiero ver. ¿No es eso romanticismo?