jueves, 9 de febrero de 2012

Lo que seremos (Arrugas)

Artículo para Vivir Rodando




A nadie le enseñan a ser viejo. Nos enseñan a hablar, a andar, pero nadie sabe reaccionar cuando deja de hacerlo. La vejez es un final paradójicamente esperado e improvisado, que sólo puede endulzar el cariño de los que están alrededor, un cariño que, por desgracia, no todos los ancianos pueden disfrutar.



Arrugas combina a la perfección el drama con el humor más sublime, obliga a pasar de la risa al llanto en segundos y ese es uno de los aspectos que la convierten en una de las mejores películas de animación que se han hecho en España, unido a la magistral evolución de personajes entrañables que cobran vida en la pantalla y que dejan de ser dibujos para convertirse en personas que se enfrentan a sus últimos días encarando el tedio y la inutilidad impuesta por la sociedad.


Arrugas es una reflexión sobre el crepúsculo vital, sobre la soledad, el abandono, la amistad incondicional y el amor durante la tercera edad. En definitiva: sobre el tiempo y, concretamente, el futuro. Por eso, Emilio es cualquiera de nuestros abuelos, es cualquiera de nosotros dentro de algunas décadas. Y por eso Arrugas, la adaptación cinematográfica del cómic homónimo de Paco Roca, dirigida por Ignacio Ferreras, está dedicada “a todos: ancianos de hoy, ancianos de mañana”.


La novela gráfica, premio nacional de cómic 2008, fue documentado por el autor entrevistando a familiares de amigos y acudiendo a residencias de ancianos. Así fue conociendo su día día, empatizando con los ancianos que allí vivían y dando lugar a una historia realista, cargada de ternura y sentido del humor que ahora podemos sufrir y disfrutar en 2D que en algún momento incluso recuerda a las grandes obras maestras del japonés Hayao Miyazaki. Aunque se quedó a las puertas de los Oscar, el filme opta a dos Goya: mejor guión adaptado y mejor película de animación.

Arrugas es la muestra de que siempre hay algo por lo que luchar, y la lucha de su protagonista pasa por evitar la sala de desahucios del asilo en el que vive. Para ello, su compañero de habitación, Miguel, se las ingeniará para hacer creer a los médicos que lo que era un principio de alzheimer no iba a más y así evitar que su amigo 'Rockefeller' llegue a la primera planta.


Lo que desprende esta película sólo es comparable a la vida misma: cruda, pero siempre compartida con alguien dispuesto a salvarte. Aunque seas tú mismo. Eso que llamamos instinto de supervivencia. ¿Un consejo? Para resarcir el amargor, no os levantéis de la butaca durante los créditos.

Lo mejor: Modesto buscando una nube para Loli.
Lo peor: la crudeza.

1 comentario:

  1. Peliculón. Muy de acuerdo con tu crítica, aunque discrepo con "lo mejor" y "lo peor": la escena de Modesto buscando la nube no me gustó demasiado y la crudeza me parece necesaria y valiosa. Me pareció una gran historia, porque hurga en un tema tan incómodo y medio tabú como la vejez. Es curioso: se hace una película muy original, muy novedosa, y resulta que está hablando de un tema muy común, que cualquiera tenemos alrededor. Pero como nos incomoda y nos desasosiega tanto, no pensamos en él ni hablamos de él, y cuando viene alguien a contárnosla, nos sacude pero bien. Muy acertada la recomendación de esperar a los créditos finales, je.

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