lunes, 24 de octubre de 2011

Príncipes azules que comen naranjas y otras lacras

Hoy he vuelto triste de clase. Victoria Ferrer, psicóloga social de la Universidad de les Illes Balears, nos ha hablado del amor romántico, de sus mitos, y de cómo éstos dan lugar a la sumisión, a los celos y, por tanto, entorpece la reacción de mujeres maltratadas.

No es que yo sea el ser más romántico del mundo. Pero entiendo el romanticismo en su sentido más tradicional, y no en el que le damos ahora: el de cama llena de pétalos de rosa un 14 de febrero (y a poder ser una foto para que todo el mundo la vea). Que es muy respetable, pero lo que es a mí, me repele casi tanto como las canciones de Luis Fonsi. Llamadme insensible, pero me parece más bonita "Te lo haré otra vez" de El Ultimo ke Zierre. Eso de "con las mismas ganas de la primera vez" me llega de la misma manera que la única película pastelosa que me ha llegado de verdad ha sido "El diario de Noah". Y fue por unos detalles: la edad, el tiempo y dos ancianos con el brillo adolescente en los ojos. Ayer leí por ahí "que nadie se atreva a decirme que lo que soñé no va a hacerse realidad", y de la misma manera veo todo lo que no veo y quiero ver. ¿No es eso romanticismo?

La tristeza me ha llevado a Pocahontas II. Hay momentos precisos que marcan el fin de nuestras etapas vitales y esa película acabó con mi infancia. He visto Pocahontas hasta la saciedad, y no me da vergüenza reconocer que todavía recuerdo los diálogos y que hasta hace poco la dejaba empezar todas las noches hasta que me sumía en el sueño más profundo y la Abuela Sauce seguía dándome consejos que no escuchaba. Cualquiera que viese ambas películas siendo niña y albergue algo de esperanza en el ser humano, sabe que Pocahontas 2 duele y decepciona como película y lección vital. Ese día dejé de creer en lo que la gente entiende por amor, que no en el amor.

Aún así, he de reconocer que siempre he sido partidaria de la concepción culturalista del amor, que mi entorno cree que soy insensible, bicho raro. No hay nada malo en reconocer que el amor como lo entendemos hoy, lo hemos creado, que es un invento reciente, de apenas dos siglos. Eso no le quita mérito y reconocerlo así no implica no creer en él. Claro que creo en el amor, de no ser así no habría vuelto triste de clase. Pero no lo veo como sentimiento o palabra a los que recurrir a la ligera. Me lo creo cuando veo a mis padres, no cuando la sociedad me dice que tengo que marcar el calendario o tener pareja para ser normal, tener éxito, etc. Pero no me lo creo cuando escucho expresiones como "lo eres todo", porque eso es sentirse nadie, y si sólo queda uno, la cosa está jodida. Tampoco me lo creo cuando escucho hablar de amor a primera vista, porque a primera vista, seamos realistas, sólo existe una atracción y es sexual, lo demás lo trae el tiempo y alguna que otra renuncia. Sólo hay una diferencia: unos persiguen pedazos de naranja y yo creo en una persona que aún no sé si conozco. En realidad estamos igual de locos todos.

No es fácil encajar los argumentos de Victoria Ferrer, pero no le falta razón: mitos como el de la "media naranja", el "príncipe azul", o "el amor todo lo puede", llevan a la sumisión, a veces desmedida, a la insatisfacción, a la aceptación de los celos, a la sensación de culpa cuando algo no va bien y, en último término, "puede dificultar la reacción en las mujeres que padecen violencia de género", porque "el amor es lo que da sentido a sus vidas". Yo veo que el problema de partida es la falta de autoestima, que no es sólo achacable a la "sobredimensionalización del amor y de su pérdida", sino a algo previo e influido por otros muchos factores, tanto psicológicos como sociales, que llevan a convertir el amor en el eje en torno al cual gira la vida.

Mi amigo Víctor también estaba triste. "Dile a esa señora que deje de estrozar el amor", me decía.


4 comentarios:

  1. Yo me inclino por "tus bragas" porque soy del equipo de los sufridores. El amor existe aunque lo hayamos inventado entre todos y haga poco tiempo. El teléfono móvil también lo hemos inventado y ha nacido de las utilidades que terminan haciéndose necesarias con el tiempo. Lo convertimos en necesario. El amor es universal,eso no lo dejó claro. La particularidad de nuestra cultura nos hace poder elegir en cómo vivirlo y eso es lo importante. Elige tu mito, quédatelo si te gusta. Que por lo menos la sociedad de consumo y el capital nos deje esa libertad.

    No pienso ver Pocahontas II. :)

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  2. Tus bragas es la mejor. No lo he dicho, pero sí que habló de su universalidad, pese a las variables culturales.

    Buena decisión la de descartar Pocahontas II :)

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  3. Buenas noches,

    Me dirijo a ustedes para hablarles de mi libro "Atrévete a sentirme". Tras muchos esfuerzos y muchos sueños rotos hace unos meses logré publicar por fin mi primer libro de poesía. En sus páginas mezclo sentimientos de nostalgia, dolor, miedos, dudas y esperanza, todos ellos nacen de experiencias vividas en mi propia piel. En mi web www.vanessacordero.com podéis conocerme un poco más, leer algunos poemas de los que aparecen en mi obra e igualmente adquirir el libro. Espero me ayuden a continuar luchando por mi sueño.

    Un abrazo y mil gracias por su atención.

    www.vanessacordero.com

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  4. Lo que he visto tiene muy buena pinta. Prometo leer tus poemas con más detenimiento cuando tenga tiempo para hacerlo.

    Gracias por pasarte

    ¡Mucha suerte!

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