lunes, 29 de octubre de 2012

Deportes de riesgo (1): asomarse a las rodillas

Ilustración: Mayumi Haryoto

"Los niños están en contacto permanente con sus rodillas. Conocen sus costras, sus raspaduras, sus cambiantes moretones. Crecer es olvidarse de las rodillas." 
(Arrecife, Juan Villoro)

Leo Arrecife (Anagrama, 2012) y me acuerdo de mis rodillas y de sus mapas cicatrizados. No he crecido tanto. Leo a Juan Villoro y me enamoro un poco y constato que, ni me he hecho mayor ni he crecido. Apenas su último libro me sirvo de aperitivo. Porque no, nunca lo había hecho, nunca había abierto uno de sus mundos hasta hace un par de días y ya quiero cerrarlos todos. Porque leo frases tan enormes que vuelvo a leerlas. Breves, enormemente buenas, escenas observables, recuerdos ajenos que parecen recién salidos de la memoria propia gracias a su prodigiosa capacidad de observar y contar lo que no parece pero podría ser. Releo los recuerdos llenos de lagunas de Tony Góngora y aplaudo por dentro, en silencio. Mientras, él pone la banda sonora: Creedence Clearwater Revival, King Crimson, Velvet Underground, Grateful Dead y otros grandes desfilan por las páginas de Arrecife. 

"Mis ideas son mis latidos", dice; y las suyas (ideas) los míos (latidos). Quién no ha sido rescatada, quién no ha querido ser rescatada, quién no ha querido ser Luciana y tener alguien a quien rescatar y sentirse la heroína (que no la heroína, o también) de una historia ajena. Hacerla propia sin que duela.
Esencialmente, Arrecife es una crítica a la sociedad mexicana actual y al narcoturismo, pero es mucho más. Es una reflexión sobre el miedo y sobre los recuerdos parcialmente perdidos (en el caso del narrador, causado por la droga). Recordar es un deporte extremo y crecer es asomarse al riesgo a conciencia, perder el miedo a encarar los recuerdos. Y olvidarse de las rodillas. Y querer volver al tiempo en que se llenaron de lugares a los que ir. Como aquella vez que me rajé el pantalón hasta la rótula y me daba tanto miedo asomarme al hueso que nada más me preocupaba.

***
Algunos temas me han obsesionado durante el último año: la representación de la muerte ajena, el turismo de guerra y el narcoturismo. Arrecife es una crítica al narcoturismo, tan en boga en México desde hace escasos años. Precisamente esta semana leí La muerte como espectáculo, un breve ensayo en el que la filósofa Michela Marzano, en la línea de lo que ya decía Susan Sontag en Ante el dolor de los demás, va un poco más allá en el tiempo y trata de inferir qué convierte a un vídeo de sufrimiento y muerte en fuente de entretenimiento para algunos usuarios de Internet. Según Marzano, "las fronteras entre ficción y realidad son cada vez más borrosas; hasta el punto de que el espectador pierde la conciencia de lo real, se acostumbra a todo, tanto a la muerte convertida en espectáculo como a la indiferencia que le sirve de cortejo." La Pirámide, el inusual resort en el que transcurre Arrecife, vende miedo y entretenimiento extremo al morbo de este espectador que ya no quiere serlo, que quiere dejarse secuestrar por una guerrilla. Esos locos existen. Pero, ¿qué buscan? En ArrecifeMario Müller, el propietario de La Pirámide, explica a Tony los beneficios de no vender tranquilidad en un país "jodido":
"En todos los periódicos del mundo hay malas noticias sobre México: cuerpos mutilados, rostros rociados de ácido, cabezas sueltas, una mujer desnuda colgada de un poste, pilas de cadáveres. Eso provoca pánico. Lo raro es que en lugares tranquilos hay gente que quiere sentir eso. Están cansados de una vida sin sorpresas. Si tú quieres, son unos perversos de mierda o son los mismos animales de siempre. Si sienten miedo, eso significa que están vivos: quieren descansar sintiendo miedo. Lo que para nosotros es horrible para ellos es un lujo. El tercer mundo existe para salvar el aburrimiento de los europeos. Aquí me tienes, dedicado a la paranoia recreativa." 

(A propósito de este tema, me espera Ética de la crueldad, de José Ovejero. Seguiré escribiendo al respecto.)


2 comentarios:

  1. Es cierto que los moratones y las costras en las rodillas tienen un sentido inmenso, lo recuerdo con añoranza así que, está claro que me he alejado mucho de esa vida.
    He echado un vistazo a Arrecife porque realmente me has puesto los dientes largos, espero poder disfrutarla pronto.
    Gracias por la propuesta
    Un abrazo

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  2. Pasan muchas cosas en nuestro México lindo y querido. Cosas sucias y oscuras que nos duelen a todos. Gracias por compartir.

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