domingo, 19 de febrero de 2012

Basura histórica: el supuesto polvo de Colón y la Católica

Aviso: Anacronismos y estupideces varias, sean tenidos como tales.


¡Por fin! Llevo 520 años esperando esta noticia:




Yo tampoco me habría resistido


Siempre he pensado que Colón e Isabel la Católica se entendían y ya se veía venir cuando Sandra Murcia relató con inquietante lucidez cómo Colón tiraba de la falda de Isabel. ¿Qué buscaba ese buen hombre? Por suerte, a nosotras no se nos ha ocurrido hacer el ridículo escribiendo un libro, pero la profesora de la Universidad de Georgetown Stelle Irizarry, guiada por esa idea ha estudiado una carta que Colón escribió a Isabel y la desgrana en su nuevo libro 'La carta de amor de Cristóbal a la Reina Isabel'. 

La verdad es que Fernando siempre ha dado la impresión de ser un poco soso y hay que estar lampando para vender joyas (dicen) con el fin de financiar el viaje de un extranjero (dice César Vidal, riguroso historiador, como todos sabemos, por crear historias fantásticas, que Colón era español). Precisamente una reina tan acogedora como fue Isabel la Católica. Siempre destacó por eso. Y el marido encantado. Isabel y Fernando recuerdan bastante a Alaska y Mario Vakerizo o, más bien, para dejar de dar patadas a la Historia: Alaska y Mario recuerdan a Isabel y a Fernando. Y claro, con un marido así, una, por muy católica que sea, se come a Cristo(bal) por los pies. 

Dice Colón en su carta: "Las llaves de mi voluntad yo se las di en Barcelona". La investigadora Stelle Irizarry interpreta esta frase como quiere, no sin gran tino: la llave para ella es una metáfora de la penetración. Lo cierto es que la idea de la llave es un tanto freudiana-rebuscada, pero los inventos tipo llave y cerradura, tornillo y tuerca, etc. tienen un origen incuestionable que no pasa desapercibido a la investigadora. Y claro, a Isabel, tan católica ella, había que entrarle en sentido figurado y, Colón, que de cualidades poéticas iba sobrado, empezó a comparar su miembro con lo que tenía más a mano. Pero en ese preciso instante se dijo: “Ay, no. Demasiado explícito. A ver si encuentro algo que se parezca. ¡Lo tengo!”, exclamó observando entusiasmado el maravilloso invento. Y bien orgulloso él de su metáfora, (para que luego hablen de vaginas dentadas), ahí que fue y la plasmó en una carta que nadie sabe si llegó a su destinataria pero que sí ha caído en manos de alguien con ganas de sacar basura histórica. Pero lo que realmente indica esta metáfora, más allá de una analogía coital es que o bien Colón era un poco fantasma o, de estar vivo, vendría muy bien como estabilizador de cámaras fotográficas, porque una llave del siglo XV podía partir sandías sin mucho esfuerzo.

Pero de ahí al amor...

Consuelo Varela, investigadora especializada en Colón y los primeros años del descubrimiento de América, comentaba al respecto: "Hoy en día nadie puede dudar que entre Colón e Isabel existió una cierta complicidad. Una sintonía entre ellos que, incluso, ha llevado a la novela histórica hasta el extremo de presentárnoslos como amantes. Desde luego, D. Cristóbal y D.ª Isabel nunca estuvieron enamorados. Hubiera sido imposible: la Católica bebía los vientos por su marido. El Almirante sólo estuvo enamorado de sí mismo". Varela también habla en el mismo artículo de la carta en cuestión sin entrar en la pornografía: "Años más tarde, en la única carta de Colón dirigida a la Reina sin firma y sin fecha y que hemos de datar en los meses de agosto o septiembre de 1502, el Almirante recuerda insistentemente a D.ª Isabel aquella entrevista: "las llaves de mi voluntad yo se las di en Barcelona...yo me di en Barcelona a Vuestra Alteza sin desar de mi cosa". No sé  a Irizarry, pero a mí, en todo caso, la última frase me parece más erótica, habla claramente de su cosa

Lo cierto es que fuese lo que fuese, un poco obsesionado sí que estaba, tanto es así que, en la misma carta, aseguraba estar "de continuo pensando en su descanso" (el de la reina). Esto explica por qué llegó a América buscando Asia y cómo fue capaz de llegar hasta cuatro veces con la firme convicción de que estaba en Asia. Al parecer, la literatura erótica era su especialidad y el sexo una constante. Así lo vemos en otra de sus cartas* dirigida, en este caso, a ambos reyes, en la que describía el comportamiento de las 'bestias' que iba encontrando: "Hasta los pedazos de los arcos rotos, de las pipas tomaban, y daban lo que tenían como bestias; así que me pareció mal, y yo lo defendí, y daba yo graciosas mil cosas buenas, que yo llevaba, porque tomen amor, y allende de esto se hagan cristianos, y se inclinen al amor y servicio de Sus Altezas y de toda la nación castellana, y procuren ayuntar (la cursiva es mía) y nos dar de las cosas que tienen e abundancia, que nos son necesarias".

Isabel también las dejó caer en alguna ocasión, no creáis que no. Así se refería a Colón en una de sus cartas: "home sabio e que tiene mucha plática e experiencia en las cosas de la mar (la cursiva es mía)". 



*Las cartas de Colón no tienen desperdicio, en este enlace están las cartas que escribió a los Reyes Católicos durante el primer, el tercer y el cuarto viaje a América. 

6 comentarios:

  1. eres la mejor! y te linkeo por ahí
    ale,ya te veo en clase

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  2. Sin exagerar, vamos. Gracias :). Linkea, linkea

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  3. Ya que Sandra Murcia no consigue demostrar que no es un robot, dejo aquí lo que pretende añadir, porque su matiz merece mucho la pena y a mí se me ha escapado:

    "¡Vaya "folletín" que hay montao!

    A mí de las cartas de Colón me gusta la frase: "Me quedan de la parte de poniente dos provincias que yo no he andado, la una de las cuales llaman Avan, adonde nace la gente con cola;"

    Creo que llego siglos tarde pero eso hay que investigarlo."

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  4. así da gusto aprender historia! me ha encantado

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  5. Gracias! Los libros de historia deberían tratarla en base a esos detalles. Los alumnos estudiarían con más ganas :)

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